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Hablando de librerías. Argonautas
Estas entrevistas a libreras y libreros locales fueron realizadas por Felipe Hourcade y Thiago Susan —salvo las pocas excepciones indicadas— entre febrero de 2022 y marzo de 2023. La serie, pensada como complemento del libro Sellos de librerías de Rosario, tuvo en cuenta cubrir distintos tipos de librerías: de nuevos, de usados, de saldos y virtuales. Tanto el libro como las entrevistas le permitirán al lector armar un mapa imaginario donde se conectan, como si fueran estaciones de una red, las librerías actuales e históricas de Rosario.
Argonautas, Rioja 725
María José Haquin
—¿Cómo nace la librería?
—Nació en 2003 como un emprendimiento familiar, éramos tres personas. Al principio estábamos en San Juan al 900. Por distintas cuestiones una de las personas se abrió de la atención, pero quedamos dos, y ahora, también por otras cuestiones, estoy sola; pero el espíritu de los tres iniciales sigue estando. La idea fue trabajar el usado más que nada. Como fueron acercándose editoriales pequeñas, decidimos también incorporarlas. Pero nace como proyecto de librería de usados.
—¿Siempre se llamó Argonautas? ¿Por qué?
—El nombre fue todo un tema. No encontrábamos uno, estuvimos mucho tiempo pensando hasta que surgió ese nombre por la cuestión mitológica, por el relato de ese mito que nos gustó. No era tal vez el más representativo, pero dijimos “bueno, un nombre tenemos que poner y este más o menos cierra” y quedó. Después nos enteramos de que había una en Buenos Aires, pero es “Los Argonautas”; bueno, también está la editorial…
—¿Cómo hicieron con el abastecimiento? ¿Cómo consiguieron los primeros libros?
—Nos ayudó una amiga que venía laburando en una librería de nuevos, en Laborde. Ella nos ayudaba a orientarnos con lo que salía, pero no tenía datos de dónde comprar libros usados. Entonces, empezamos a publicar en el diario que comprábamos. Empezaron a aparecer personas con lotecitos, no demasiado grandes, de libros. Para arrancar recurrimos también a saldos; pero después no lo seguimos tanto. El tema del usado apareció así: por privados que tenían una cantidad chiquitita de ejemplares.
—¿Compraron bibliotecas personales, por ejemplo de alguien que fallece y tiene una biblioteca y como los hijos no son lectores dicen “qué hago con todos estos libros”?
—Exacto. En el movimiento del libro usado en general pasa así, es eso. Como recién estábamos armando el local en ese momento y no teníamos mucha actividad pusimos avisos en los diarios, entonces aparecían a ofrecernos. A veces no eran bibliotecas enteras, sino una parte o cajas con libros. Ahora otra cosa que está pasando es el tema de los espacios: gente muy lectora que se encuentra con que ya no le caben los libros en la casa o el departamento. O que se mudan a un lugar más chico…
—O no son lectores o son muy lectores…
—Claro, el espacio llega a ser una variable que te hace definir con qué te quedás. O hay una mudanza y no se pueden llevar todo, también por cuestión de espacio. Gente que se pone a revisar su biblioteca y dice “esto ya no lo voy a leer” y hacen limpieza.
—¿Hoy en día siguen con esa modalidad? ¿Siguen comprando? ¿Cada cuánto?
—Lo había suspendido cuando estaba la situación económica muy jodida, hace cuatro o cinco años; la venta se había paralizado, todo estaba muy paralizado. El año pasado activé de nuevo la compra; con cartelitos, y con el boca a boca también, que funciona. Llega mucha gente por las mismas razones que decía antes, otros que siguen la modalidad del “compro, leo, canjeo” traen menos ejemplares. Hacemos canje dependiendo del libro. Si es algo que no tiene mucha circulación, no lo aceptamos. Pero es mitad y mitad: los libros entran por lotes o por canje. El canje es lo que genera movimiento, la gente que viene a buscar acá para llevar y traer es alguien que está constantemente recurriendo a la librería para renovar sus lecturas. Los otros venden un lote de libros y ya está. El canje es más interesante, es un ida y vuelta más frecuente.
—Cuando empezaron, ¿ya tenían oficio de libreros?
—No, nada que ver. Éramos lectores, muy lectores. Como laburo no lo habíamos tomado nunca. Estudiábamos, teníamos contactos con los libros.
—¿Qué estudiaban?
—Antropología los otros dos y yo Música, soy profesora de piano. Junio de 2022.
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