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Hablando de librerías. El lugar
Las entrevistas a libreras y libreros locales aquí publicadas fueron realizadas por Felipe Hourcade y Thiago Susan —salvo las pocas excepciones indicadas— entre febrero de 2022 y marzo de 2023. La serie fue pensada como complemento del libro Sellos de librerías de Rosario, volumen iconográfico que reúne más de 300 sellos tomados de la primera página de ejemplares que integran diversas bibliotecas privadas y públicas. Se tuvo en cuenta cubrir distintos tipos de librerías: de nuevos, de usados, de saldos y virtuales y todas las entrevistas fueron grabadas en audio y luego transcriptas. Tanto el libro como la presente serie de entrevistas le permitirán al lector armar un mapa imaginario donde se conectan, como si fueran estaciones de una red, las librerías actuales e históricas de Rosario.
El lugar, 9 de Julio 1389
Ángeles Camarasa
—¿Cómo y cuándo nació la librería?
—La librería tiene casi once años, acá trabajamos Marcelo Rossia, mi pareja, y yo: Ángeles. La fecha que habíamos pensado para abrir coincidía con el 24 de marzo y no daba para abrir ese día, así que fue a la semana; si no me equivoco, el 31 de marzo. Ahora falta poco para cumplir once años. Primero surgió como una fantasía (“qué lindo sería tener una librería”), que es algo que le pasa a mucha gente que transita por el usado. Yo estaba trabajando en un bar, la verdad que no era de mi preferencia. Marcelo quería dejar de ser profesor de música (si bien le gustaba, había llegado a un quiebre). Un día, fuimos a Buenos Aires y compramos libros para empezar. Acumulamos lo que nos parecía un montón y cuando los pusimos en los estantes no era nada. Eran diez cajas, más o menos, unos seiscientos libros. Parecía un montón. Entonces, empezamos a buscar lugar. Fue complicado porque de Pellegrini para el sur era más económico y podíamos afrontar el alquiler, pero no era un lugar muy visitado. Así que vimos este local acá, que estaba bien y era accesible, hicimos los estantes, pusimos los libros y dijimos “bueno, tenemos que comprar más”.
—¿Estuvo siempre acá la librería?
—Sí, siempre acá.
—¿El nombre de la librería es por la novela de Levrero?, ¿por eso la tienen expuesta detrás del escritorio?
—Sí. En ese momento pensamos en tres novelas que nos habían gustado. Una era Los galgos, los galgos de Sara Gallardo, pero el nombre era raro para una librería, iba más con una veterinaria. Otra Anatomía humana de Chernov, pero también sonaba raro. Entonces elegimos la de Levrero, El lugar, porque nos encantó esa novela. La leímos por primera vez en El Péndulo. Nos pareció que estaba bien y que no aludía a nada demasiado directo. Nos gustó y quedó ese nombre.
—Arrancaron comprando usados en Buenos Aires. Hoy, con once años de trayectoria, ¿cómo se manejan con el abastecimiento?
—Primero, unos años seguimos comprando en Buenos Aires, porque hasta que empezás a generar un circuito de compras acá se demora, es un proceso; hasta que en determinado momento el tema empezó a decantar solo, ya no nos convenía el viaje ni los precios y empezamos a conseguir más acá. Ahora básicamente compramos en Rosario: bibliotecas personales enormes, grandes, pequeñas y montoncitos, de todo.
—¿Hacen un trabajo de selección de contenido? ¿Está especializado el material que tienen?
—Sí, en humanidades. Eso es interesante porque no fue puesto en palabras. Básicamente, surgió de lo que nos gustaba. Cuando quisimos acordar, se fue para ese lado. De hecho, una persona que nos ayudó con el primer empujón monetario nos dijo “no, chicos, ustedes lo que tienen que comprar es autoayuda, porque es lo que se vende” y le dijimos que no. Pensó que estábamos completamente equivocados, y después se sorprendió. También podés apostar por lo que te gusta y ver qué pasa. En los inicios, nosotros compramos la librería de Zinni, que era un historiador, al hijo. Tenía mucho, tanto que se puso un camión en la puerta y nos dejó todo en la vereda. Era una montaña de libros. Desde el piso había un alto de veinte centímetros de libros. Y en ese momento fue la primera incertidumbre, pensábamos que se nos iba de las manos el tipo de material. Fue como “¿qué hicimos?”, no nos gustó mucho. En esa compra, entraron muchas novelas. Habíamos puesto una oferta de 3 x $10. En ese momento, pasaba un librero que sabía más de novelas y nos acomodaba, diciendo “chicos, esto no va en ofertas, es más cara” y así. Se iba y las poníamos de nuevo entre las ofertas, la idea era sacarnos de encima mucho material.
—Y el tema de los canjes, ¿hacen? ¿Cómo funciona el filtro ahí?
—No hay demasiado filtro en el canje que lo diferencie de la compra. Sí en novelas. Voy a poner nombres para que se entienda: Isabel Allende o Florencia Bonelli, ese tipo de libros son por canje. Nosotros no los compramos. Lo otro es igual a la compra. Nos tiene que interesar el título, el tipo de material. Porque por ahí nos dicen “está en buen estado”, pero puede estar nuevo y no interesarnos ese título, entonces no lo aceptamos. Febrero de 2022.
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