A músicas y músicos del sello de la editorial le estamos pidiendo que confeccionen listas razonadas de sus discos preferidos. Mariano Conti nos envía la suya.

Por Mariano Conti Desde EMR me encomendaron enumerar y hacer una pequeña reseña de mis 10 discos favoritos de siempre. Como no soy crítico de rock ni nada por el estilo, decidí escribir en mi propio idioma. Entre el storytelling y la escritura automática de la Beat Generation, aquí va mi Lista de Oro, la que me marcó en el paso de la niñez a la adolescencia, etapa formativa por excelencia y de gran permeabilidad subjetiva. Obviamente luego vinieron muchos discos más, pero estos son los que tienen mayor peso emocional en mi historia personal. Aquí van: 1. Ciudad de Brahman (1999). Los Natas. Llegó a mis manos una copia en CD que me pasó un amigo. Lo primero que me llamó la atención fue su arte de tapa, su portada, realmente extraña para la época. Me hizo acordar a esos vinilos del primer rock nacional, o al progresivo inglés de los años 70. Cuando lo escuché, entendí porqué mi amigo me lo recomendó justo en el momento en que formé una banda que, según él, iba por ese camino. Yo, aun sin saberlo, estaba descubriendo el stoner rock.   2. Are You Experienced? (1967). The Jimi Hendrix Experience. Primer LP del trío psicodélico, también lo primero que escuché de Hendrix, un ser súper talentoso y sensible. Sus canciones me llevan de paseo por el universo, como si me achicara a una escala atómica y pudiera observar todo desde esa perspectiva. El título me marco muchísimo, todavía me genera incógnitas con respecto a la experimentación en el arte y la vida.   3. Bleach (1989). Nirvana. Un adolescente deprimido huye de la escuela, camina por las vías abandonadas del ferrocarril, yuyos altos, altísimos, años de abandono estatal. El paisaje de la ciudad era otro, aun no existía el Parque España, o estaba en construcción, en fin, tenía que escribir sobre música, perdón... Aquí voy: riffs sabbateros tan o más pegadizos que los de Sabbath y algunas gemas pop como “About a Girl”.   4. The People Who Grinned Themselves to Death (1987).The Housemartins. Antes de mi incursión en el punk rock tuve un acercamiento a la música indiepop inglesa de los 80, elegancia por doquier, voces negras en cuerpos blancos, pullovers cardigans y lentes de pasta. Estos hermosos perdedores me hicieron sentir acompañado en medio de la hostil juventud hegemónica de la época.   5. Raw Power (1973) . The Stooges. ¿La banda de rock and roll más cool del universo? Particularmente, este disco tiene unos temazos y me cautiva el sonido de la guitarra de James Williamson. Creo que habían conectado realmente bien con David Bowie como productor. Puedo pasar findes enteros sacando los riffs de estas canciones.   6. A Love Supreme (1965). John Coltrane. Un disco que, según Ashley Kahn, demostró que el jazz era un medio que se adecuaba a la búsqueda espiritual y lograba una fabulosa expresión de lo inexpresable. Elijo esta titánica obra de arte, tanto por su elaborado nivel técnico y musical como por su elevado valor emotivo y espiritual. A love supreme… a love supreme... a love supreme... repitamos el mantra.   7. Journey in Satchidananda (1971). Alice Coltrane. En una época, con Aguas Tónicas abríamos nuestros recitales con una especie de ritual que consistía en hacer sonar Journey… De a poco íbamos sumándonos con nuestros instrumentos para así ir creando una plataforma psicodélica en donde banda y público pudieran sentirse contenidos y en Unidad. Todo mi respeto para la Reina Alice.   8. Experimental Jet Set, Trash and No Star (1994). Sonic Youth. Lo vi en la vidriera de Utopía Records apenas salió a la venta. Había leído sobre ellos en la revista Esculpiendo Milagros. No dudé en adquirir un ejemplar en el momento. Que más decir, no paré hasta completar toda su discografía. Una de mis bandas preferidas de todos los tiempos.   9. Songs from a Room (1969). Leonard Cohen. Lo descubrí justo en el momento en que me había “artaud(o)” del sonido ruidoso y distorsionado de los noventas y había empezado a componer canciones en la guitarra criolla dentro de mi habitación. Primer acercamiento a la poesía en un contexto de rock.   10. Horses (1975). Patti Smith. Siguiendo la ruta de poesía y rock, llegué a la madrina del punk rock. Derroche de onda hippie proto punk, gran diamante en el cielo que emana del sonido de un bong gigante. Gloooo riá… Glooo riá…