Por Sofía de la Vega
“I’m starting to feel nauseated/ Cos you haven’t written to me/ since yestersay”
Ariana Reines
“Me dejó de escribir, repetimos todos” es uno de los versos que abre el libro de Martín Zícari. A medida que leemos este libro tenemos náuseas, nos sentimos con el pecho abierto, nos duele la cabeza y la panza porque estamos ante una muestra de la debilidad. Zícari, a partir de estos poemas, arma una poética de la fragilidad y la desprotección; lo vamos sintiendo a través del cuerpo, no hay separación posible entre el interior y el exterior: “No quiero experimentar más con mi cuerpo,/ las cosas me pasan en la mente/ todo el tiempo,/ tengo que aprender a dividirlos/ a controlar mis pensamientos/ a no pasarlos al cuerpo/ o a sí pasar con el cuerpo/ a mis pensamientos/ una relajación más profunda/ una distención.”
Los poemas de Zícari entran en nuestro corazón como un volcán de chocolate, tierno y dulce “(con los volcanes hay una ley,/ le inventamos a Pauli la primera vez que lo intentó/ para meterle presión,/ la textura del interior del volcán es un espejo/ del corazón quien lo cocina)”. Todo está conformado por acciones cotidianas, sobre todo, que tienen que ver con lo culinario. La cocina es una analogía del comportamiento amoroso, así es como asistimos a un banquete healthy: hamburguesas de quinoa, sushi vegetariano, guiso de lentejas, arroz yamaní. Los poemas son recetas que tienen pasos a seguir: cantidades específicas de los ingredientes, manejos del tiempo y un cuidado especial en el tratamiento de ciertos alimentos. Ese cuidado tiene que ver también con el uso de las palabras entre el cocinero y su amado, entre el vos y el yo, el uso de las palabras racionadas y puestas en perfecto orden para no afectar a sus participantes.
“I love words/ Cos they’re so weak/ (repeat)” dice uno de los poemas de Ariana Reines en Coeur de lion, y como en esos poemas la relación comienza a diluirse a pesar de las palabras bonitas ya que son sumamente volátiles como el vínculo amoroso. Los brunchs y cenas románticas comienzan a desaparecer, lo que parecía cotidiano se devela como un uso de las más antiguas tradiciones para mantener el afecto del amado. Cuando David tira la “bomba de humo”, el yo de los poemas comienza a salir más con sus amigos y la acción se deja de lado, los poemas se vuelven reflexivos y dialogados.
A medida que se cocina, también se escribe, “me pongo a escribir para que pase el tiempo”. El escribir pareciera ser una acción más en la rutina del yo de los poemas: cocinar, andar en bici, fumar porro, escribir poemas, tener sexo, caminar por Buenos Aires. Pero a medida que se avanza en la lectura nos damos cuenta que en realidad las otras acciones son las que llevan a escribir y son justamente su finalidad, “Estoy escribiendo/ ya es suficiente”. La escritura comienza a ocupar los espacios que el amado abandonó. Esta figura se asemeja a Idea Vilariño, la amante espera y vive la soledad, luego, con celebración ya que permite la creación de los poemas: “Escribo/ pienso/ leo/ traduzco veinte páginas/ escucho las noticias/ escribo/ escribo/ leo./ Dónde estás/ dónde estás”, dice un poema de Vilariño.
“Perdón, me pasó algo, me enamoré de un chico” es la excusa perfecta para escribir. La historia parece superficial y hasta vacía, un encuentro amoroso más pero como dice uno de los versos de Zícari “es muy gracioso esto de la literatura/ como no podés zafar”. De estos poemas tampoco se puede zafar. Del príncipe azul al hombre invisible en una semana nos tiene a las corridas, terminamos exhaustos, revivimos todas las etapas del enamoramiento: la primera etapa de sólo vivencia y acción del amor, luego la desilusión y el apoyo de los amigos a través de charlas, la autoreflexión, los encontronazos finales y la vuelta de página.
Estos poemas nos dan muchas ganas de seguir leyendo a Martín Zícari y hasta cierto punto sentimos que nos quedan cortos. Al terminar de leerlo, sentí belleza y al igual que todas las cosas hermosas, “cuando tengo que pensar una palabra/ que describa un momento feliz/ digo; qué lindo!”.
(Actualización septiembre – octubre 2018/ BazarAmericano)