En 1986, a los 59 años, Aldo Oliva publicó su primer libro de poemas, César en Dyrrachium. A las figuras de los grandes poetas argentinos de la generación del 50, que en ese mismo momento eran revalorizados por una nueva camada de lectores, se sumó inmediatamente la de Oliva, de quien hasta entonces solo se conocían algunos pocos poemas publicados en revistas hacía tiempo fuera de circulación, el relato que de él había hecho Juan José Saer en El arte de narrar, libro que, por otra parte, le estaba dedicado, y una serie de anécdotas fabulosas que lo instalaban más en el terreno de la mitología que en la literatura. Una versión fragmentaria y libre del ?Libro VI? de la Farsalia de Lucano y una veintena de poemas, algunos de los cuales venían macerándose durante treinta años, bastaron para que la leyenda diera paso a la materialidad de uno de los poetas más destacados de su generación. Esta segunda edición de su Poesía completa, prologada y anotada por su discípulo Roberto García, incluye los libros César en Dyrrachium (1986), De fascinatione (1997), Ese General Belgrano y otros poemas (2000) y el póstumo Una batalla (2002), a los que se agregan sus versiones de poemas de Baudelaire, Nerval, Filóstrato de Atenas y Catulo.