La historia del desarrollo del polo ferroviario de Rosario y su zona, desde la construcción del primer gran ferrocarril argentino que unió el puerto de la ciudad con Córdoba, que generó las más prósperas colonias de la pampa húmeda y cuyos talleres de locomotoras llegaron a ser los más grandes de Sudamérica, ha sido narrada en forma fragmentaria en diversas publicaciones aparecidas desde entonces, a lo largo de casi un siglo y medio. La memoria popular relacionada con el tema es, a su vez, profusa: vías, playas y galpones han dejado marcas profundas y persistentes en la trama urbana, y gremios, mutuales, clubes, hospitales y colegios que fueron, o son aún, protagonistas de la vida cotidiana rosarina nacieron a la vera de los trenes, imaginados y forjados por gente ferroviaria. Atilio Reati, ferroviario él mismo y reconocido estudioso del proceso, se nutre de esas dos vertientes y entre rigurosos datos históricos, anécdotas y recuerdos recogidos a lo largo de toda una vida entre los rieles, presenta en Caminos de hierro una sólida, completa y atractiva reseña de los orígenes, desarrollo y ocaso de todos los ferrocarriles que confluyeron en el Gran Rosario, un panorama de su evolución y sus propias reflexiones acerca de un tema de renovada vigencia.