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Hablando de librerías. Jorge Isaías
Estas entrevistas a libreras y libreros locales fueron realizadas por Felipe Hourcade y Thiago Susan —salvo las pocas excepciones indicadas— entre febrero de 2022 y marzo de 2023. La serie, pensada como complemento del libro Sellos de librerías de Rosario, tuvo en cuenta cubrir distintos tipos de librerías: de nuevos, de usados, de saldos y virtuales. Tanto el libro como las entrevistas le permitirán al lector armar un mapa imaginario donde se conectan, como si fueran estaciones de una red, las librerías actuales e históricas de Rosario.
Jorge Isaías
—Nos gustaría que nos cuentes tu experiencia como librero en Trilce y La Cachimba o antes, también, si ya oficiabas de librero.
—Empecé en Librería Aries, que en ese tiempo estaba ubicada frente al bar Laurak bat, en Entre Ríos y Santa Fe. La comandaba el poeta Rubén Sevlever, yo tenía 21 años y recién había salido del servicio militar. Con él aprendí todo, no solo de libros sino de literatura. Luego apareció un personaje llamado Emilio Suzhansky que tenía una pequeña librería: Quipus, estaba al lado del cine Heraldo (Capitol), por calle San Martín, entre Rioja y San Luis. Además de la librería, Suzhansky tenía dos kioscos, uno en la Facultad de Economía y otro en Ingeniería, y había alquilado un local grande en calle Córdoba 950, antes que fuera peatonal. Ahí, en 1971, abrió Síntesis, una librería que fue muy importante en la ciudad, la segunda, después de Ross. Contaba con un equipo de gente muy preparado que respondía a diversas disciplinas. Yo trabajé en Síntesis hasta que cerró en 1977, luego del golpe. Después, hasta el final de la dictadura vendí libros a crédito con un socio y amigo, Carlos Berrini. Cuando llegó la democracia abrimos la librería Trilce, como la bauticé. Luego me asocié a Silvina Ross y ella quiso ponerle La Cachimba, que fue una revista de poesía que salió entre 1971 y 1974 y habíamos fundado con Guillermo Colussi y Alejandro Pidello. En ese lapso que te cuento, de 1967, con Aries, a 1990, pasó mucha agua. Hubo varias librerías que fueron cerrando: La 9 de Julio, Signos, Klee y otras, como Binetti, en la peatonal. Librería Técnica funcionó en la peatonal desde 1972 a la actualidad. Hubo otra por Córdoba, era una librería de Don Laudelino Ruiz, un español republicano, estaba por Córdoba casi Entre Ríos, al lado de un barcito que se llamaba Telégrafo, donde íbamos los de Filosofía a tomar un café cuando debíamos esperar otra clase —lo de Facultad de Humanidades, se lo pusieron los milicos. Frente a la Facultad de Derecho estaba Librería Pendino, un hombre barbado que vendía libros del tema, pero también literatura. Sabía mucho de libros. También estuvo Géminis, en San Martín entre San Luis y Rioja. En los años alfonsinistas estuvo Libro libre, en Córdoba, entre Italia y España. Julio de 2022.
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