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Hablando de librerías. El Aleph
Las entrevistas a libreras y libreros locales aquí publicadas fueron realizadas por Felipe Hourcade y Thiago Susan —salvo las pocas excepciones indicadas— entre febrero de 2022 y marzo de 2023. La serie fue pensada como complemento del libro Sellos de librerías de Rosario, volumen iconográfico que reúne más de 300 sellos tomados de la primera página de ejemplares que integran diversas bibliotecas privadas y públicas. Se tuvo en cuenta cubrir distintos tipos de librerías: de nuevos, de usados, de saldos y virtuales y todas las entrevistas fueron grabadas en audio y luego transcriptas. Tanto el libro como la presente serie de entrevistas le permitirán al lector armar un mapa imaginario donde se conectan, como si fueran estaciones de una red, las librerías actuales e históricas de Rosario.
El Aleph, Rioja 932
Sebastián Arrabal
—¿Cómo y cuándo nace la librería?
—Yo soy profe de literatura, siempre me gustaron los libros. Acá hace 17, 18 años que estoy, ya perdí la cuenta. Calle Rioja entre San Martín y Maipú, siempre la misma dirección. Lo que pasó fue que dos o tres años después de que se abrió esta librería, se instaló otra con el mismo nombre en la peatonal Córdoba y muchos la confunden, pero acá vendemos usados, hacemos canje. Acá, en Rosario y en este rubro, El Pez Volador es histórico. En un momento estaban ellos solos y en los últimos diez años proliferaron las librerías de usados. Por lo general, en el centro hay en todos lados, pero esta no es una cadena que tiene tantas librerías como El Pez y tampoco tiene nada que ver con El Aleph de la peatonal Córdoba. Es más chiquita, el material es más seleccionado y se puede hacer canje. Es compra-venta; así funciona.
—¿Cómo ves ese rasgo de librería chica con material seleccionado?
—Para mí hay dos públicos, uno es el de la librería de nuevo que, para mí, es donde se concentra la mayor cantidad de ventas. Después, está ese otro público, más de estudiantes o de gente con menos poder adquisitivo o que directamente le gustan los libros usados y no quieren entrar a las librerías de nuevos. Es un porcentaje menor que está distribuido entre librerías físicas y librerías virtuales que venden a través de páginas web de librerías de usados o en Mercado Libre. No es lo tradicional o histórico de las librerías de nuevo, es como para buscar precios o ediciones raras… para eso están estas librerías y también las que son virtuales. Ahí están claramente marcadas las dos formas de comprar libros.
—¿La gente viene a preguntar por un libro específico o entra a ver qué hay?
—Hay gente que entra a ver qué onda, qué hay, no tiene pensado un libro. Otros vienen directamente a buscar uno en especial. Aunque por lo general, acá la gente entra a ver qué hay, porque, como hay material usado y de canje todo el tiempo, la librería está en permanente renovación. Entonces, hay mucho público que está dando vueltas por librerías de usados y pasa por acá y va viendo qué novedades hay y bueno, como la librería tiene más un perfil de literatura, historia y filosofía buscan ese material. Hay otras librerías que por ahí son más específicas, no sé, esoterismo, medicina u otras ramas de libros. Pero, por lo general, las librerías de usados tienen el mismo perfil que esta librería. Últimamente, es un rubro que creció mucho, porque bueno, es más accesible, la gente vende libros, es como más fácil. Y ni hablar a través de las redes. Por suerte hay público, somos muchos vendiendo, pero hay público. No es Buenos Aires, pero bueno, hay público, y lo que tiene de bueno es que es más accesible; sobre todo hoy, que los libros están tan caros. Vos traés unos ejemplares, canjeás y te llevás lo que te guste. Después está el tema de los gustos. A mí, particularmente, me gustan distintos tipos de ediciones viejas, libros que por ahí ya tengo pero puedo llegar a volver a comprar en caso de encontrar una edición que me gusta, viste, el fetiche de la primera edición, o de ediciones antiguas, o ediciones agotadas… no solamente para leerlo, sino por el objeto libro. También está ese tipo de público. Entonces está bueno, porque la gente que viene entra al negocio y siempre ve una propuesta distinta. Si bien hay cosas que están de semana en semana, el material va cambiando mucho. Siempre hay alguna novedad, y todo lo que tenga que ver con la novedad resulta atractivo. En cambio, las librerías de nuevo son siempre más o menos lo mismo, a no ser que aparezca un libro nuevo. Es una propuesta distinta. Son gustos, a mí me gusta más esta. Aparte, por lo general, el librero de la librería de viejo está más en contacto con los libros, es lector, tiene como otra sensibilidad con los libros, mientras que en la librería de nuevo se ve mucho como un producto comercial.
—Cuando empezaron, ¿cómo se abastecieron?
—Yo estuve tres años en una feria de libros usados que se hizo en la plaza Sarmiento. Era de filatelia, monedas y de libros usados. Yo empecé con un puesto ahí, la gente me llevaba y ahí fui comprando. Cuando me armé un poco más me vine acá. Hay algunos lugares a los que voy a comprar libros nuevos pero siempre en oferta, esta librería tiene libros usados o nuevos en oferta, saldos. Si buscás un libro, acá siempre va a ser más barato. Y después está el canje. En el canje, el principal proveedor es la gente. A veces también aparece alguna editorial con libros baratos, en oferta, buscando tener una diferencia con las cadenas grandes. Febrero de 2022.
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